jueves, 26 de febrero de 2009

BRAZOS ABIERTOS EN EL AIRE


La conocí hace unos años. Diría que muchos, pero en realidad ya son demasiados. Diría que era la época en que estaba en la facultad. Pero a algunos les gustaría saber que tenía veinte o veintiún años: como ven, el amor, entre otras cosas, se olvida del tiempo. Nunca me gustaba el gabinete de letras de la facultad. Ahí estaba el profesor Panesi; yo tenía ambición de ser escritor: cada vez que tachaba una frase o rompía el papel, surgía en mi memoria dolorosa el profesor Panesi, dictando su clase con una desalentadora seguridad. Jamás me animé a mostrarle uno de mis escritos. Aquel día, sin embargo, no me turbé cuando lo saludé. Tenés que esperar, me dijo. Vi los sillones de espera con avidez: estaban vacíos y mi mente estaba llena. Cuando me senté, el mundo físico y yo ya éramos cosas distintas.
Cabello negro, ojos castaños, alta estatura: su piel tenía un bronceado poético; como una brillante y húmeda seda. Su voz era afinada, una niña tocando la flauta. Agradecí haber faltado aquel veinte de abril; cuando me dijeron que me había tocado con ella, tuve una gran emoción, y también susto. Era una oportunidad: algo que se puede ganar, pero también perder. Cuando me di vuelta, entonces la vi: elegantemente sentada junto a mí.
—¿No me conocés? —pregunté, sorprendido de que no temblara la voz.
—Supongo que sos Pablo Agüero. Ya podés suponer que soy Etelvina Porto.
—Suponer: es…, es…, verdad. Hay muchos en el curso. Es un gusto.
—Tendremos un duro trabajo —decía, mirando (reclamando) al profesor Panesi.
—No tengo apuro —murmuré; no sé si me escuchó.
(Si lo hizo, sólo los años le habrán descifrado aquella frase).
—Ya están acá —dijo Panesi desde el escritorio, levantando la vista de un libro de erudito grosor. Ambos nos sentamos en las mesas del escritorio, sin mirarnos el uno al otro—. Son los últimos, porque los dos faltaron a clase el lunes. Así que, por esta vez, permitimos un equipo de dos…
Ella lo escuchaba con atención. Borges, repetía; sí, Borges, decía Panesi, especialmente El Aleph. Es un buen tema, dijo ella.
Era una excelente, una fría alumna.
Cuando salimos al pasillo de la facultad, citamos un par de calles y una hora. Me preguntó por unos libros.
—No importa, yo los tengo.
De pronto, todo parecía agotado. Sentí que se me iba, sin besarle la mejilla.
—Sos muy buen alumna.
Dije, no sé con qué intención.
Ella sonrió y se fue: por la noche soñé con esa sonrisa; también soñé con una flor: era de noche y estaba cerrada; el alba salía, los pétalos se movían: la flor estaba a punto de abrirse… Me desperté.
Cuando se sentó en la mesa del café, no me habló de Borges. Se puso a fumar; creo que dijo algo sobre el otoño y los árboles, porque yo la miraba a los ojos. Con ternura, deslizó la mano sobre uno de los libros, y con distante ternura las horas se deslizaron sobre nosotros dos. Buenos Aires pintó los nubarrones con una tiza de carbón, interrumpida por una redondeada y fría luz de crema.
—Esto va a llevar tiempo —me dijo. Era la primera vez, desde que se sentó a la mesa, que no éramos alumnos de la facultad.
—Vienen muchos chicos a este bar. No te vi mucho por acá.
Lo pensó un rato: movía el cigarrillo con una soltura ciertamente desagradable.
—¡Sí que vengo! Pero no demasiado. Supongo que a vos te gustará.
—El qué.
—Esto. Es difícil de explicar. Yo trato de juntarme con las chicas lo menos posible. No tengo muchas ganas de hablar. La gente dice que yo soy una buena persona, y yo los defraudo: ¿qué te parece?
Sus ojos estaban encendidos; estaba crispada:
"Le provoco emociones, le provoco emociones…"
—Te pasa algo —dije en voz alta.
Supondría, hoy día, que yo no le era tan indiferente; claro que años después ese mismo "tan" me entregaría a dolorosos ensimismamientos.
¿Cuántas veces habría hablado de ella misma y no sobre ella misma? Quisiera, claro, haber sido el primero en escucharla; y es agrio, por supuesto, el querer haber sido, también, el último.
—Tal vez no coincido conmigo misma —dijo.
La miraba a los ojos: parecían asustados. Acaso la flor se había abierto…, en medio de las nubes.
—Si me dijeras quién te hizo daño.
—Acaso el miedo. Se puede ser cariñosa, y no querer a nadie.
Se había levantado.
—El mundo es un lugar para querer a alguien, por eso te pueden hacer daño— agregó.
Por poco paga la cuenta: me apresuré a echar un billete. Parecía más calmada.
—Hace frío —me dijo con neutra entonación—. Te acompaño al colectivo.
—Pero…
—En la carátula figura tu dirección, tonto.
Me reí tanto de aquel "tonto" como si me hubiera dado un beso. Desde luego, era ella la que manejaba la situación; todo aquello —digo, lo mío— parecía un árbol que crecía, pero que no se podía dirigir; sólo Dios o Eros sabrían adónde se iban aquellas ramas. Recuerdo cómo el viento escuchó nuestros silencios en la parada del colectivo.
Cuando llegó el colectivo, la flor se abrió con radiantes pétalos de mármol, sedados con dos cercos de húmedas púrpuras: ¿de qué te reís?, creo que le pregunté. Durante dos días mi corazón merodeó aquella frase:
—Más me duele a mí que a vos.
Ciertamente, me enamoré definitivamente cuando dijo eso, y, por supuesto, no sabía porqué. Tendría que llegar a estas páginas y estas horas para saber que no era necesario saberlo.
Hoy día, no recuerdo exactamente de qué hablábamos; ya sea de Borges; o —más felizmente para mí— del tiempo, de la política y otras yerbas. Ahora, apenas la veo: sus dedos de bronce manejando el cigarrillo, su boca púrpura dando besos de humo; los pocillos de café, vacíos entre los libros. Muchas veces, pienso que las palabras dicen más de lo que quieren…; en cambio, una mirada…
Bueno, Etelvina me miraba con exactitud. Sus ojos castaños me decían con toda justeza que quería mantener la distancia; pero su voz era ciertamente dulce —sus palabras eran ciertamente dulces—: hablaran de lo que hablaran. (Pese a aquello de "palabras, palabras, palabras….").
—Te preguntarás qué te dije —me dijo un día (uno de los últimos días), en el mismo bar—. ¿No viste una de esas casas viejas, a punto de derrumbarse? Así soy de frágil.
Le iba a preguntar si temía que la derrumbaran.
—¿Salís a bailar los sábados? —pregunté.
—Conozco todas las aburridas barras de Buenos Aires. Generalmente, las de los viernes. Alguno se me acerca; siempre que viene borracho y con malas palabras, le doy mi teléfono.
—Sos muy dulce —insistí—: tendrás muchos amigos.
Hizo un ademán con el cigarrillo: el humo parecía una celosía sobre su cara.
—Si, muchos me tienen por amiga; sé escuchar.
—Yo tengo algunos amigos.
—Veo que no tendrás muchas amigas.
Tosí. Agradecí el frío sobre mi rostro tímido.
—Yo tengo un vínculo.
De pronto, sentí que hacía demasiado frío: el otoño corría por mis venas; el amor quiso llorarme en los ojos, pero yo me creía más hombre de lo que en realidad era.
No lloré.
—No quiero animarte, aunque es cierto que nunca me puse un anillo en mi vida…, todavía. Pero, ¿por qué yo? —preguntó— Eso sería si yo estuviera enamorada de vos; pero no estoy enamorada de vos.
Bajé la cabeza.
(Ni por un momento pensé que ella estuviera mintiendo, o que estuviera equivocada).
—¿Cómo se llama?
—¿Él?
—Él.
—No te preocupes: tiene un nombre humano.
Sonrió, pero ahora era como si su sonrisa me echara un puño de sal en la lengua.
—Sos muy linda.
—Eso lo decís porque estás enamorado —dijo, como si el hielo hubiera cobrado el habla.
Años después, me preguntaría mucho porqué no nos quedamos callados entonces, o porqué no nos despedimos.
—Sos vos la que estás enamorada —dije con amargura—, aunque no de mí.
—Pensé que te estabas declarando. ¿Te gusto? ¿Desde cuando te gusto? ¿Por qué te gusto?
Todas preguntas que respondí con una sorprendente y breve seguridad. Ella seguía sonriendo; y de repente, su sonrisa me pareció nuevamente dulce.
Sus ojos me miraban impenetrables, como el tiempo que se va envolviendo esperando a que alguien lo desenrede; como el tiempo que me mantuvo aquella mirada, y bajó las hojas doradas e hizo estallar las savias en los ramajes, y empapó las bocas de besos adolescentes, y crió hijos, y crió el polvo con el polvo, y dio risas y alegrías: el tiempo.
El tiempo me hizo caminar más derecho, me aseveró la voz, me puso una tierna y soleada mano en la mía; y el tiempo, en fin, pudo hacer muchas cosas. Excepto olvidar.
Yo no sé si estaba pensando en ella aquella tarde en que me senté en la plaza. Mariana estaba dando el examen en la facultad de ingeniería. Yo redactaba mi titulada labia en una revista: juntaba para comprarme un piso. La facultad erigía su edificio macizo. Parecía echarme una sombra, como tapándome una oscura y lamentable túnica de recuerdos. No hacía mucho que había escrito un artículo sobre "Funes el memorioso". Mi profesor, Panesi, ahora echaba parrafada en la televisión. Eso al menos me decían. Yo cambiaba de canal cada vez que lo veía en nuestro empobrecido aparato de colores neblinosos.
No sé por qué sonreí.
—¿De qué te reís?
La voz vino a un lado del banco. De repente, las nubes atraparon el mundo. Miré como quien mira los años.
—No suelo ver fantasmas —dije.
—No suelo ser un fantasma. Hace…
—Seis años, siete meses y… tres días.
Suspiré.
—No conviene pensar tanto en algo.
Tenía las manos nada femeninamente en los bolsillos de su campera de jean. Supongo que me tenía por avispado.
—Etelvina —dije, como quien escucha de nuevo una antigua y querida música—, dáme un cigarrillo.
—Pensé que en un momento así querrías solamente recordar.
El paquete y el encendedor mostraron sus manos. Unos segundos después, Etelvina y yo estábamos fumando. Yo estaba muy quieto y azorado, me había olvidado de Mariana: el recuerdo de un olvido.
—¿Comprometida? —pregunté, aunque los paños fríos me los echaba solamente a mí.
Se miró el anillo de su mano derecha: como quien mira un nocturno paisaje de tumbas y cuervos.
—Casada —dijo.
—Felizmente.
—Vos estarás también felizmente…
—Todavía no subí tus escalones, Etelvina. Sos una chica dulce, frágil…
Pensé durante un segundo: ambos pudimos escucharlo.
—…buena —culminé—. No entiendo cómo…
—Todos los hombres creen que las chicas sólo decimos sí.
—Dijiste sí. Pero a qué.
—Espero que no me guardes rencor; si me lo guardás, habrás cometido algún error.
"¿Yo también?".
—¿Qué vas a hacer, adónde vas? —pregunté en voz alta.
—Adonde siempre: a otro lado.
—Si me hubieras elegido a mí…
—Pablo: ¿nunca temiste enamorarte?
—Siempre quise enamorarme; una vez lo logré.
—Parece que todavía nos quedaba un pedazo de destino.
—¿Vas a tu casa?
—Ése no es ningún lado para vos; mi casa está lejos de acá; Buenos Aires es demasiado grande; incluso para el destino, o lo que quede de él.
Me sonrió, nunca olvidaría esa sonrisa; tal vez porque fue la última vez que vi su rostro. La vi irse por entre los árboles; ramas retorcidas y ahora nubes, pensé; vi la gente alrededor de ella— ensimismados.
Pero ya no era mía, no debía protegerla.
Mariana estaba contenta. Yo miraba la gente de reojo; pensé que no aprobaba, me decía Mariana; pidiendo —aceptando— una caricia.
La acaricié como quien acaricia el mundo.
Y la gente seguía caminando por la plaza; los observaba, pero no los vigilaba. Ahora, Pablo Agüero tenía quien lo protegiera y, sobre todo, tenía a quién proteger. Si, podía ser frágil y estar con alguien frágil. ¡Podía ser estúpido, erróneo…!
Tal vez malicioso.
Mariana está a mi lado, y pienso que el destino nunca deja de rodar. Vamos caminando por sus callejuelas y secretos senderos: chocando o contactando. El destino se detiene, a veces…; pero nunca deja de correr… Mariana sonríe: me pregunto cómo será mi sonrisa —si Mariana tiene sueños con flores y sonrisas. Tiene sus manos en las mías; pero debo buscarla también en los callejones, en los senderos, en los caminos insospechados.
También, claro, debo —¿quiero?— intentar no encontrar a la que, tal vez, me esté buscando.

Solo en una ocasion


… Empiezo pausando pues así es como la vida se ha convertido para mí. Solo recuerdo la monotonía y la complejidad ambas tan cerca que pueden unirse, que complejas son las circunstancias y que monótono son mis sentimientos… yo solo la amo.La noche es calmada y bien iluminada por una deslumbrante luna llena de verano, nada parece inspirador ni romántico en si. Aun así voltee a verla, estaba preciosa… era todo. Mi corazón me pidió que se lo expresara pero mi debilidad, que yo he de calificar como una tontería, me lo impidió.Salimos juntos de cierto lugar… como siempre yo me quedaba atrás, no se si era la timidez en si o el querer apreciar su singular forma de caminar. No se puede evitar notar como cada partícula de su ser me estremece y me devora.Después de años de frialdad y soledad, mi corazón venció a mi debilidad ante las circunstancias, lo inesperado ocurrió: mis brazos se encontraban fuertemente aferrados a su cintura, sentí como detuvo su paso ante la situación. ¿Cuál seria su reacción? Creo que eso no lo había tomado en cuenta. ¡Lo inevitable!... corrió su largo cabello para dirigirme la mirada… solo entonces me di cuenta de que yo tenia los ojos cerrados… y al abrirlos… me encontré con unos ojos que conocía perfectamente pero con una calida sonrisa que no me esperaba, no supe cuanto tiempo estuve mirándola… todo estaba perfecto e infinito.Creo…-Se interrumpió con su dulce pero sorprendida voz – que si no me sueltas no podremos continuar caminando –me lo dijo mientras esbozaba una nueva sonrisa mas despreocupada.…-creo que intente decir algo pero nada salio de mis labios. Para mi gran sorpresa y la de mi cuerpo, el corazón volvió a tomar el control de la situación, todo aquello que sentía salio a flote y me permitió pronunciar algunas frases que creo no se me olvidaran jamás- …creo que soltarte no me será posible. ¿Ah si? –dijo de forma algo indiferente- ¿y eso por que?Respire profundamente, no para darme valor sino porque por alguna razón me faltaba aire, me sentí… no lo se… diferente, sin fuerzas pero con un gran impulso interno.Bueno…-pronuncie cuidadosamente- creo que te estoy perdiendo… y si te suelto te perderé para siempre.La bomba había sido activada solo esperaba la explosión… pero entonces todo se me había olvidado…la razón: ella me miraba fijamente y como de costumbre esa era un arma que me dejaba atónito y sin sentido, cada facción de su cara estaba fijamente dirigida hacia mi… entonces paso lo que mas me agradaba de sus reacciones… sonrió espontáneamente con la sinceridad marcada en sus miticos labios.Fue cuando reaccione y me di cuenta que había tomado suavemente mis manos y las había retirado de su espalda, y ahora se encontraba tomando mi rostro entre sus manos, se acerco lentamente hacia mí hasta que sus labios estuvieron en contacto con mi oído entonces pronuncio unas palabras:-Creo que eso no será pronto…Una lagrima recorrió mi mejilla izquierda, rápidamente la retire para que ella no la viera… ya muchas lagrimas de tristeza había derramado por la búsqueda de su amor pero esta era la primera que había sido derramada por mi felicidad.

miércoles, 25 de febrero de 2009

CARICIAS PARA EL ALMA




En El Cielo Hablan de Mí


En mi habitacion guardado en un cajón está mi corazón negándose a latir¿dónde esta la voz que ahuyenta mi dolor?¡con esta sensación no hay forma de vivir!Ya no puedo oír tu voz...Con el tiempo se perdió Quieren respirar aire de ciudad,dejaron de rezar y sé que fue por mí ya no puedo oír tu voz...Con el tiempo se perdióYa han tomado la decisión y han bajado a mi habitación...Se han llevado dormido el corazón...En el cielo diez días ya espero turno con los demás,aquí van a juzgar si me puedo quedar ya no puedo oír tu voz...Con el tiempo se perdió



Nada Queda Ya


De mi juventud, nada queda ya,me han vuelto a robar lo que duele mas.A golpes vivo yo en este lugar,nada cansa más que esta soledad.Tengo la impresión de que tu aquí estás,vuélveme a besar sólo una vez más.Como puedes ver, sueño con tu amor...perderte fue un error que el tiempo confirmó...De que me sirve a mi la vida,si sólo te puedo imaginar.No quiero ver pasar mis días,soñando... soñando...Como puedes ver sueño con tu amor...perderte fue un error que el tiempo confirmo...De que me sirve a mi la vida,si sólo te puedo imaginar.No quiero ver pasar mis días,soñando... soñando...


La Última Carta


Hoy, solo en silencio pido a Dios,que me de fuerzas y valor, llegó el momento del adiós,no hay nada en este mundo, ni una sola razón.Maldigo mi suerte hoy...Hoy, siento tan dentro que ya no,vale la pena este amor, miro tu foto y no hay color,el viento me ha traído, un soplo de dolor.Cómo has podido amor...Hoy, muero por dentro al saber,que en todo este tiempo otro fue,quien tuvo tu cuerpo y tu querer,no hay peor castigo, que verte junto a él.Cómo has podido... Maldigo y maldigo...Hoy, solo en silencio pido a Dios,que me de fuerzas y valor, llegó el momento,ya llegó,no hay nada en este mundo, ni una sola razón.Te espero en el cielo, amor...


Lágrimas de Soledad


He pedido al cielo que me traigaalgo más que simples pensamientos.Lo daría todo por tocarte y besarte tan sólo una vez más.Sin darme cuenta me he quedado solo no tengo a nadie ni nada en que creer.En tus manos mi felicidad dejé y ahora me muero, muero sin tu querer.Con tu muerte has dejado en mí un vacío que nadie podrá llenar.Cada día estoy más confundido te busco y sé que tú no volverás.Como un niño me pierde el corazón tengo miedo, miedo a este triste final.En mis ojos hoy han vuelto a brotar esas lágrimas, lágrimas de soledad.


martes, 24 de febrero de 2009

ME MOLESTA




1.- La gente que, cuando me pregunta la hora señala su muñeca. ¡Yo ya se donde tengo mi reloj, pelotudo! ,¿Vos no? LA PUTA MADRE. Qué, cuando preguntas por el baño también te agarras el culo?

2.- La gente que no te conoce y te dice 'Eh, amigo' para pedirte algo... yo no soy tu amigo IMBECIL!!!!!!!!!!

3.- Me caga la gente que esta dispuesta a recorrer toda la casa y revisar cada uno de los rincones del cuarto para buscar el control remoto... pero le da pereza pararse a cambiar del televisor

4.- Cuando la gente dice 'Siempre está en el último lugar en el que buscás...MAS VALE PELOTUDO!! Si estuvieran en el primero para que carajo seguirias buscando??!!! No? Hay gente que en serio lo hace?? (Dejense de joderrrr)

5.- Cuando en el cine te dicen '¿Viste eso? No, IDIOTA!! PAGUÉ $8 PARA VENIR AL CINE A VER EL TECHO... INFELIZ!! (esta clase de inútiles verdaderamente me emputesen...)

6.- La gente que te pregunta '¿Te puedo preguntar algo?' Que HIJO DE PUTA, como que no te da muchas alternativas, no? Pregunta y, listo, BOLUDO!!!!!

8.- Los que te llaman por teléfono a tu casa y cuando atendes te preguntan ¨Estas en tu casa?¨ MAS VALE PELOTUDO! Donde voy a estar en la luna, si atendi Yo INFELIZ

9.- Los que mandan mail en cadena avisando que va a cerrar HOTMAIL... Acaso son idiotas? Como va a cerrar HOTMAIL? Piensen! Acaso esa gente se entrena pa mandar boludeces?

10.- Los que te llaman a las 7 de la mañana o a las 4 de la madrugada y te preguntan ¨UH, te desperte?¨ Nooooooo.. pelotudo, si soy Dracula Yo. La puta madre. MAS VALE QUE ME DESPERTASTE!

11.- Cuando vas a comprar puchos, cospeles o lo que mierda sea y el Hijo de puta del kiosquero te dice ¨Emmm.. te puedo dar caramelos por 15 centavos?¨ INFELIZ! que te crees que me llueve la plata o que la cago!? PUTO!

12.- Preguntas estupidas cuando expresas algo como:
a) Me robaron .---. Quien?
b) Se me perdió la cartera .---. Donde?
c) Cuando se demuestra algo obvio .---. Que te pasó?
// Te cortaste el pelo? (NO PENDEJO ME CAYÓ ÁCIDO EN LA CABEZA!!)
// Estas embarazada? (No tarado, me puse esta almohada para ver si me quedaba bien)
// Ya llegaste? (NO PAJERO!! ESTAS VIENDO UN HOLOGRAMA)
// Te hiciste un tatuaje? (Noooo, pelotudisimo, es una manchita de nacimiento ANIMAL!)
d) En un lugar de conducta específica, como el estadio de futbol, el cine, un restaurant o una biblioteca, te dicen: 'Que haces acá?' Nada, Vine a barrer INFELIZ!!!...Vine a saludar a los mozos y ya me iba...¡¡PELOTUDO!!!
por q reirse un poco +...a nadie le hace mal!

¡¡¡¡¡¡TOMATE UN TIEMPITO PARA VIVIR!!!!!!!!!q mal no t va a hacer!

lunes, 16 de febrero de 2009

HE APRENDIDO......


He aprendido....que nadie es perfecto

hasta que no te enamoras.

He aprendido que....la vida es dura
pero yo lo soy más!!
He aprendido que...las oportunidades no se pierden nunca
las que tu dejas marchar...las aprovecha otro.
He aprendido que...cuando siembras rencor y amargura
la felicidad se va a otra parte.
He aprendido...que necesitaría usar siempre palabras buenas...
porque mañana quizás se tienen que tragar.
He aprendido...que una sonrisa es un modo económico
para mejorar tu aspecto.
He aprendido...que no puedo elegir como me siento...
pero siempre puedo hacer algo.
He aprendido que...cuando tu hijo recién nacido
tiene tu dedo en su puñito...
te tiene enganchado a la vida.
He aprendido que...todos quieren vivir en la cima de la montaña...
pero toda la felicidad pasa mientras la escalas.
He aprendido que...se necesita gozar del viaje
y no pensar sólo en la meta.
He aprendido que...es mejor dar consejos sólo en dos circunstancias...
cuando son pedidos ycuando de ello depende la vida.
He aprendido que...cuanto menos tiempo derrocho...
más cosas hago.


¿ HEMOS APRENDIDO?

lunes, 9 de febrero de 2009

TE BUSCO

Te busco en mi sueñoNo veo nada,no te encuentro,busco y anhelo tus labios.Te persigo con lamento,entre la niebla que hiela.Estiro la mano,pero allí no te hayo,alargo mi alma,pero solo encuentro calma.Donde te busqué,allí ya no hay nada,donde te encontré,fue sueño de hada.No hay paz,en mi corazón,ya no queda en mí,ni triste razón.Hasta que no te vea,no sabré si es verdad,que eres tú la princesa de mi realidad.

LUIS EMILIO.............

jueves, 5 de febrero de 2009

¿ DONDE ESTABAS ?


......Y soñando que te amaba desperte una mañana
Y aun sin conocerte tu precencia ya extrañaba
Y sabiendo sin saberlo sin buscarte te buscaba.....
Y no te hallaba,.... y no te hallaba............................
Y tu aliento., como bruma fresca y suave llegaba.
Y tu escencia,cual minuscula particula en el mundo.
Necesaria.
Como flor en el desierto en mi mente resaltaba.
Y sabia que existias.... y no te hallaba....y no te hallaba
Vino dulce,vino amargo,nectar suave que hoy
Embriaga.....
Donde estabas?